Miguel! Mil gracias por tu apertura. Espero que hoy lunes la sesión vaya guay.
Soy perfeccionista hasta la parálisis y estos últimos días también tuve una pequeña reflexión sobre los errores, su necesidad (como elemento que construye) y la necesaria sabiduría -humildad- para reconocerlos y gestionarlos. Te comparto lo que reflexioné aunque suelo partir de que estoy equivocado ya que soy un inexperto vital, así que no sé de cuánto servirá.
Lo que pensaba es que un error puede ser un ladrillazo o un ladrillo.
Es lo primero si cuando lo recibes te golpea y lo apartas sin mayor reflexión. Mas es lo segundo si lo recibes, reflexionas sobre él y lo que aprendes, sirve para construir hacia donde quieres ir; la recepción es tanto emocional como racional, cómo te hace sentir el error y cómo reflexionas sobre él. En ese "hacer sentir" es una jodiend* si la respuesta instantánea es frustración y no consigues salir de ella, porque anquilosa y solo resta energía (yo suelo decirme "soy imbécil" instantáneamente).
Entonces pensé en lo que me gusta de los errores: me hacen sentir pequeñito y con potencial de aprendizaje (esto suena cliché, puede ser). Y en el escenario en que me quiero encontrar: en el de resolución en base al diálogo con todo a lo que (y a quien) afecta. Y vaya, con el paso del tiempo entiendo que la recepción de los errores se va haciendo más liviana conforme estos son de mayor calibre. Pienso en mi yo de mitad de carrera y menuda tontería (sin quitarle hierro) me parecen a día de hoy los dilemas que tenía.
En una estructura humana es mucho más complicado, pero suena muy bien cómo habéis enfocado el proceso, hasta el punto de que nos lo has contado a desconocidos abiertamente.
Gracias por tu aporte, claro que te has explicado. Muy útil y muy real la visión de cómo los problemas que ayer eran enormes, hoy se convierten an algo pequeño.
Miguel! Mil gracias por tu apertura. Espero que hoy lunes la sesión vaya guay.
Soy perfeccionista hasta la parálisis y estos últimos días también tuve una pequeña reflexión sobre los errores, su necesidad (como elemento que construye) y la necesaria sabiduría -humildad- para reconocerlos y gestionarlos. Te comparto lo que reflexioné aunque suelo partir de que estoy equivocado ya que soy un inexperto vital, así que no sé de cuánto servirá.
Lo que pensaba es que un error puede ser un ladrillazo o un ladrillo.
Es lo primero si cuando lo recibes te golpea y lo apartas sin mayor reflexión. Mas es lo segundo si lo recibes, reflexionas sobre él y lo que aprendes, sirve para construir hacia donde quieres ir; la recepción es tanto emocional como racional, cómo te hace sentir el error y cómo reflexionas sobre él. En ese "hacer sentir" es una jodiend* si la respuesta instantánea es frustración y no consigues salir de ella, porque anquilosa y solo resta energía (yo suelo decirme "soy imbécil" instantáneamente).
Entonces pensé en lo que me gusta de los errores: me hacen sentir pequeñito y con potencial de aprendizaje (esto suena cliché, puede ser). Y en el escenario en que me quiero encontrar: en el de resolución en base al diálogo con todo a lo que (y a quien) afecta. Y vaya, con el paso del tiempo entiendo que la recepción de los errores se va haciendo más liviana conforme estos son de mayor calibre. Pienso en mi yo de mitad de carrera y menuda tontería (sin quitarle hierro) me parecen a día de hoy los dilemas que tenía.
En una estructura humana es mucho más complicado, pero suena muy bien cómo habéis enfocado el proceso, hasta el punto de que nos lo has contado a desconocidos abiertamente.
Espero haberme explicado y ojalá sirva de algo :)
Qué bueno Luís :)
Me gusta la idea de "ladrilazo" o "ladrillo".
Gracias por tu aporte, claro que te has explicado. Muy útil y muy real la visión de cómo los problemas que ayer eran enormes, hoy se convierten an algo pequeño.