Una turra sobre el legado y una receta para celebrarlo.
Qué es el legado. Cómo realmente queremos trascender.
Hola 👋!
De nuevo Miguel por aquí con otra nueva carta que espero que te llegue y te aporte. Esta vez quiero compartir contigo lo que creo que es el legado.
Lo sé. Suena a palabra de esas que la soplas y sale polvo.
Como ya estoy convirtiendo en habitual, te lo dejo en audio para que lo consumas y disfrutes como desees :)
Te lo digo todas las veces pero, por si acaso acabas de llegar, te animo a que me ofrezcas feedback. Me alegro mil cuando veo algún comentario por respuesta y especialmente si me ayudas a corregir cosas que creas que se pueden mejorar.
De momento, ya van dos personas que me han dicho que no me flipe y que haga esto más corto, especialmente para que sea sostenible.
Prometo intentarlo!
Por si acaso estás pensando si esto va a interesarte, spoiler: como muestra de lo que significa el legado, te dejaré a mano una receta familiar que viene de mi bisabuela. Pero eso será en un rato.
Seguramente ya vas viendo por donde van los tiros…
Hace unos meses estuve dando vueltas sobre lo que significaba el legado.
Qué cosas son las que quedan en nuestra memoria, en nuestro inconsciente, y que verdaderamente representan lo que hemos vivido en nuestra infancia o a lo largo de nuestras vidas.
En esa reflexión, caí en la cuenta de algo que seguramente te suena familiar.
Es muy habitual que, incluso si no consigues recordar un momento específico con exactitud, cuando escuchas esa música que solías escuchar, esa canción que sonaba por aquel entonces, puedas casi hasta sentir las mismas emociones que sentiste en ese momento.
Incluso cuando el contexto ya se desdibuja en tu mente que, aunque nos creemos jóvenes, estamos ya decrépitos.
Con la misma facilidad que la música nos trae las emociones al presente, suele ocurrir también con los olores.
No me digas que no te ha pasado alguna vez: ir a algún lugar que solías visitar de peque y que, nada más oler el lugar, ya sea el olor a jaras de la Sierra de Madrid, el olor entremezclado de chimenea, césped y mar del País Vasco, o aquellos olores que forman parte de tu infancia; te han venido un montón de sensaciones y emociones a la vez.
Pues, muy parecido al olor o al olfato e igual de potente, es probablemente el sentido del gusto.
Son también, los sabores, un medio increíble para traernos las sensaciones del pasado.
La familia 🤌
En medio de estos pensamientos, intentando darle significado a lo que significa el legado, pensando en mi infancia, me doy cuenta de que me siento un absoluto privilegiado.
(Por cierto, para los rezagados, esta es una de las frases de PNL que me repito “Soy un absoluto privilegiado”)
Por haber nacido donde he nacido, entre las personas que lo he hecho, con el apoyo que siempre he recibido y entre sabores y olores que han creado en mí un poso imborrable que me ayuda a recordar que tengo una infancia envidiable.
Esto es clave:
Es muy loco descubrir que hay cosas que me ayudan, no a recordar necesariamente, pero sí a rememorar el sentimiento de felicidad y de privilegio.
Es muy probable, que hayas visto el Padrino, esa saga de películas sobre la mafia italiana en la que, además de muerte, horror, violencia física y psicológica, a la hora de comer había un ambiente familiar increíble.
Todos se juntaban a la mesa alrededor de un puchero de pasta y albóndigas con tomate.
Bueno, pues restando la parte de los sombreros y las gabardinas (y la violencia), siempre que veo una de estas escenas con una familia enorme alrededor de la mesa, pienso en mi propia familia.
Tengo la suerte de haber nacido en una familia en la que abundan los tíos y tías y, por lo tanto, también han florecido los primos.
Y, por si fuera poca suerte, además, resulta que he nacido en una familia donde prácticamente todo el mundo cocina de locos.
De mi problema de adicción a la comida, hablamos en otro rato que hoy me quiero centrar en la parte buena :)
Hablemos de orígenes.
Algunos de los que me leéis - puede que tú, porque aquí estáis muchos de mis amigos - ya sabéis que mi familia por parte de madre es de ascendencia alsaciana.
No todo el mundo sabe dónde está Alsacia, a pesar de que lo estudiamos en el cole, pues es una región entre Francia y Alemania que se disputaron ambos países tanto en la Primera como en la Segunda Guerra Mundial.
Bueno, pues mi bisabuelo Edmond (Papa Edmond para la familia), que era de allí, cruzó la frontera prácticamente con lo puesto y un acordeón y acabó quedándose por una serie de anécdotas curiosas que dan para libro.
Total que, al final vino mi bisabuela Elisabeth (MamaLis para nosotros) y acabaron asentándose.
Ala, ya lo sabes: este es el 50 % de los motivos por los que yo hoy estoy aquí escribiéndote esta carta. 🤷♀️
Cosas.
Honrar el origen, transmitir tu legado.
Volviendo a la idea de legado, estaba intentando pensar cuál podría ser la mejor forma para honrar a mi familia y para asegurar que entrego parte del bienestar a los que hoy están conmigo y a los que vendrán.
Y pensé que una maravillosa manera, podría ser, recoger esos sabores y olores que yo he vivido de pequeño y asegurar que, aunque Alsacia quede lejos, les llegue de forma nítida a los que vienen.
Así que, además de intentar ser la mejor versión de mí mismo y dedicarle siempre todo el tiempo que puedo a mi familia (que no es poca cosa, según mi forma de pensar), me he planteado que voy a ser una de esas personas que va a recoger las recetas de mi bisabuela y que hoy ejecutan mi abuela, mis tías o mi madre, y voy a intentar que traspasen generaciones.
Nada de aparecer en los libros de historia ni mierdas.
Que mi gente asocie sabores que son parte de nuestro origen a sus vivencias felices a las que espero contribuir.
Es una cosa un poco friki, lo sé.
De hecho, en muchísimas ocasiones, este traspaso casi cultural que supone la gastronomía y sus rituales, sucede de manera inconsciente y absolutamente natural.
Por cierto, mis tíos no es que no cocinen por machirulos. Es que, por parte de madre son todas hermanas.
Esta receta es legado.
Pero, en mi caso, quiero sentir el poder que supone ser consciente de este tipo de detalles maravillosos que, sin significar absolutamente nada más que una conexión con la infancia de otros, pueden construir recuerdos y anclarlos al sabor.
Hoy, me salgo del entorno familiar y amplío el círculo para que entres tú también.
Te lo dije antes: voy a compartir contigo una receta que está recogida en un cuaderno manuscrito por mi propia bisabuela y que conservar mi madre.
La receta, está escrita con la típica letra de abuela: perfecta, caligráfica, cursiva.
Por supuesto, en francés - el que para vergüenza de mi mismo, no entiendo - y que es el idioma principal que se hablaba en su casa.
La receta está escrita con las cantidades para dos personas, perfecta para cocinar para ella y para PapaEdmond.
Para que nos entendamos, el señor del acordeón.
La receta es de rulitos de carne, riquísimos para comer con puré o con pasta.
Ya la publiqué hace tiempo en Twitter, así que la tienes en formato hilo que te dejo por aquí y te lo dejo también en un audio aparte para que sea fácil de llevar.



Ojo, que en el hilo, de regalo te llevas también la receta de la pasta fresca.
Empacho de legado vamos a tener.
A cocinar.
Espero que te haya gustado conocer un poquito más mis orígenes, pero me atrevo a asegurar que verdaderamente disfrutarás de ellos si te animas a hacer esta receta.
Yo, solo de contártelo, ya tengo hambre.🤷♀️
Oye, cuando quiera que te animes a prepararla, piensa que estarás compartiendo conmigo los olores que forman parte de mi infancia y la de otra gran cantidad de miembros de mi familia localizados en distintas partes del mundo.
Hoy, o cuando quiera que realices esta receta, estaremos un poquito más cerca.
Gracias por leerme, gracias por llegar hasta aquí.
Nos vemos pronto.
Un abrazo,