Honrar lo bueno y asegurar lo positivo para cuando haga falta.
No sé tú, pero cuando me come la miseria, me viene bien encontrar todo lo bueno que tengo.
Hola 👋,
De nuevo Miguel por aquí, escribiéndote una carta una semana más.
Si prefieres escuchar mi melosa voz, aquí tienes lo que sigue en audio. Pa’ que digas que no te lo pongo fácil :)
La verdad es que estoy esperando que llegue el momento “del fallo”. Estoy seguro de que en breve habrá un silencio y será fruto de una de dos posibilidades.
O no he llegado porque tengo faena, o no tengo nada que contar.
Probablemente la primera, porque ya sabes que soy ese pesado que siempre tiene algo que decir. 🤷♀️
El tema de hoy me apetece mucho, porque lo llevo anclado casi en el ADN y después de muchos años de lo que considero trabajo personal. Aunque, por si acaso hay alguna duda, ese el trabajo nunca frena, nunca se da por terminado y que, igual que espero el fallo en la cadencia de estas cartas, estoy atento para tratar de darme cuenta de cuándo empezaré a olvidar las ideas que te cuento.
Espero que dedicarme a compartirlas y escribirlas, las mantengan presentes. Y de esto va el asunto, de ser fiel y honrar ciertas ideas y practicarlas cada día.
Ojalá, algo de lo que te cuento te resuene y de alguna manera te resulte interesante o se pueda convertir en una buena herramienta para generarte más sonrisas.
El monstruo imparable de la ansiedad
Empiezo desde el origen.
No sé si lo sabes, pero esto es algo que suelo contar a menudo: hace más de una década tuve mi primera crisis de ansiedad fuerte.
Esa crisis, derivó en una temporada de entre un año y un año y medio en los que no me atrevía prácticamente ni a salir de casa. Literalmente.
Esta época, fue como vivir dentro de una pesadilla, pero estando despierto.
No sé si alguna vez has tenido ansiedad, pero no me refiero a un momento en el que hayas tenido los nervios más altos, a flor de piel, me refiero a vivir de verdad con ansiedad.
Seguro que te ha pasado que alguna vez, en un sueño movido, te has levantado con el pecho encogido. O que alguien te ha dado un susto alguna vez y se te ha tensado el cuerpo entero y han erizado los pelos de la coronilla.
Pues eso, muchos días. De seguido.
¡Muy duro!
Problemas de ricos, dirán algunos, y con toda la razón, pero es igualmente duro :)
Hoy, después de tanto tiempo, he convertido lo que fue ese monstruo que vivía conmigo, en un magnífico aliado y amigo.
Hoy, te puedo decir tranquilamente que la ansiedad es de lo mejor que me ha pasado en la vida, pero durante el proceso, fue una experiencia terrible.
PNL y Post It por toda la casa
Una de las cosas que me comentó la psicóloga a la que acudía, es trabajar con PNL.
No sé si conoces o has oído hablar de esta técnica, pero es muy utilizada en muchos ámbitos, incluso en el de las ventas.
Hay quien dice que es la panacea y quien dice que es absolutamente mentira, a mí, sinceramente, me da igual.
Para hacerte un breve resumen, el PNL se fundamenta en la idea de que, exactamente igual que las ideas, condicionan nuestras palabras nuestras palabras tienen poder de condicionar nuestros pensamientos.
Es como si fuera un camino de doble sentido.
Por eso, acompañado por la psicóloga, hice un trabajo para tratar de reconocer todos aquellos patrones negativos de pensamiento que formaban parte de mi día a día.
Todas aquellas frases que yo me repetía casi en piloto automático, prácticamente sin ser consciente, y en las que me decía cosas horribles, como “no eres capaz”, “porqué a mí”, “no puedo con todo”, “no puedo más”… y otro sinfín de frases que eran un reflejo de cómo me sentía por dentro.
Impotente, inseguro, roto, apalancado…
Una vez identificadas estas frases, mi trabajo fue el de convertirlas en frases positivas, escribirlas, en Post-It y repartirlas por toda la casa.
Mis deberes eran, que cada vez que me encontrase con uno de esos Post-Its, tenía que leerlo en alto.
Tengo que decirte, que en esa época estaba prácticamente comenzando la relación con la que ahora es mi mujer y que, todavía hoy, no entiendo cómo fue capaz de llevar que yo fuera repitiendo frases por la casa del tipo “soy un ser afable”, “soy capaz de todo lo que me proponga”…, cada vez que iba a mear al baño o abría la nevera.
Cositas que te hacen ver que la persona que tienes delante, merece la pena. La verdad es que siempre he tenido mucha suerte con la gente.
Una frase que me acompaña (entre otras)
Total, que desde ese momento, he ido cogiendo la costumbre de generar frases positivas a modo de Sankalpas que me repito a mí mismo en un montón de ocasiones.
No te extrañe que me estés contando algo tomando una birra y que por dentro esté pensando “soy un ser afable” o cualquier cosa de estas.🤣
Quiero aprovechar y compartir contigo un conjunto de frases que, después de tantos años, considero que son las más poderosas para mí.
Aunque, por supuesto, puede que lo leas y que no te digan absolutamente nada, pero para mí tienen mucho significado porque son fruto de un fuerte trabajo conmigo mismo.
La frase compuesta es:
Vivo mis sueños, alcanzo mis metas, soy prosperidad, abrazo mis miedos, muchas gracias.
Especialmente reseñable sobre la frase, la importancia de enfrentar cualquier cosa tratando de sentirme agradecido.
También el detalle, que seguro para ti ha pasado desapercibido de que, después de muchos años en que parte de la frase original era “venzo mis miedos”, entendí que no podía ser fruto de una pelea, sino de una reconciliación y, ahora, siempre que puedo, abrazo mis miedos.
Al contarte esto, me da miedo que pienses que todas estas cosas son parte inamovible en mí o que, una vez he llegado a estas conclusiones o ideas, ya se convierten en aprendizajes para toda la vida.
La realidad, es que, como te decía al principio, es un trabajo que nunca acaba. Son cosas que tengo que reaprender constantemente y que, además, cada persona manejamos de forma distinta.
Por eso me ayuda repetirme ciertas cosas.
Pero ojo: tengo amigos mucho más felices que yo, que nunca en su vida se han repetido una frase moñas como esta.
Para mí, esta y otras frases, me sirven para recordar y, sobre todo, para tratar de honrar todo aquello que recibo.
Ser exigentes por encima de nuestras posibilidades
A lo largo de mi vida me he encontrado con muchas personas, que igual que yo, son muy exigentes.
¿Eres exigente contigo? Pues eso.
Seguro que sabes lo que siento.
A la gente muy exigente, muchas veces nos cuesta reconocernos los logros o, incluso, ver todo lo positivo que tenemos en la vida.
A veces, hacer un gran esfuerzo para mejorar todo aquello que queremos convertir en una mejor versión hace que se nos olviden las cosas que ya hemos logrado.
Este tipo de mentalidad de auto exigencia, por una parte es cojonuda, porque te permite ir creciendo en lo personal y muchas veces en lo profesional, pero si no lo equilibras tratando de encontrar y honrar tus logros y los regalos que la vida te ofrece, acabas petando fijo.
Así que, con el paso del tiempo, me he dado cuenta de lo importante que es reforzar todos aquellos pensamientos e ideas que me hacen apreciar todo lo que me rodea y que podrían perfectamente pasar desapercibidas solo por mi afán de buscarle pegas a todo.
Siempre fui muy quejica (y probablemente siga siéndolo mientras sea gratis).
Cualquiera que me conozca sabrá que es muy probable que entre la tercera y quinta charla que tengamos (por decir un número), le hablaré de mi pareja y de la suerte que tengo por que compartamos vida juntos.
Incluso, me entretendré contando cómo nos conocimos y algún ejemplo que haga notar claramente por qué Ali es tan especial.
Por lo mismo, es muy probable que, a poco que hayamos coincidido, te haya contado alguna anécdota con mi familia que haga que se note que siento una profunda suerte por haber nacido entre las personas que me acompañan.
Incluso, puede que me hayas escuchado hablar bien de esa familia escogida que son mis amigos o del equipo que me acompaña en mi proyecto en Bisiesto.
Con lo que te estoy diciendo, corro el riesgo de que pienses que contarte estas cosas sean o hayan sido fruto de algún tipo de estrategia programada.
Nada más lejos de la realidad.
Pero, lo que sí que quiero que sepas, es que a partir del momento en el que me di cuenta de la suerte que tenía por contar con mi familia, mi vida cambió.
Y es que, me acuerdo incluso del día en que eso pasó.
En el que fui consciente de la suerte que tenía.
De la queja a honrar lo que tienes
Como soy una persona quejica por naturaleza, cada vez que se me pasa por la cabeza algo que tiene que ver con lo maravillosa que es mi vida y la suerte que tengo, procuro hacerle caso a la psicóloga y hago como si tuviera un Post-it delante y lo leyera en voz alta.
Cada vez que se me cruza un pensamiento que tiene que ver con cosas que aprecio, lo expreso.
Sorpresa, cada vez, esos pensamientos están más presentes en mí, y cada vez siento que es más valioso aquello de lo que disfruto.
Estas cosas, a veces son cuestión de cuánto las repites.
Es así como, poco a poco, he ido construyendo una costumbre irrompible en la que prácticamente todos los días de mi vida, no solamente pienso en la suerte que tengo en un montón de ámbitos, sino que me hago cargo de expresarlo en alto y compartirlo con los demás.
Hasta aquí la turrada de hoy
El mensaje, creo que está claro.
Todo lo del principio era contexto y para que supieras de dónde surge todo. Y la frase que me repito todos los días te la he contado solo porque me apetecía compartirla contigo.
Ojalá le encuentres valor.
Gracias por, aunque siempre me enrollo mucho, haber llegado hasta aquí.
Estoy verdaderamente convencido de que, tengas el tipo de personalidad que tengas, si cada vez que se te pase por la cabeza algo maravilloso, haces el esfuerzo de retenerlo y expresarlo con el único fin de honrar esa suerte que tenemos algunos, poco a poco tu conciencia de lo positivo será mayor.
La gente de tu alrededor sentirá tu agradecimiento y contagiarás esa buena energía al resto.
Llámame hippie si quieres, pero no me he fumado nada.
Incluso cuando el día de mañana tengas momentos de mierda, como los que todos tenemos, por mucha mierda que te sepulte, seguramente será reconfortante saber, de manera honesta, que debajo de toda esa capa de cosas horribles o agobiantes hay un montón de cosas chulas.
Muchas gracias por leerme y hacerme sentir un tipo con tanta suerte.
Un fuerte abrazo,